Desde su exilio en Inglaterra, Torrijos preparó un nuevo
pronunciamiento. Desembarcó en la costa de Málaga, procedente de Gibraltar, el
2 de diciembre de 1831 junto a sesenta hombres, pero cayeron en una trampa y
fueron detenidos. Nueve días después, el 11 de diciembre, Torrijos y 48
compañeros que habían sobrevivido fueron fusilados sin juicio previo en la
playa de San Andrés de Málaga.
Obra de Antonio Gisbert Pérez, de 1888 (Museo del Prado)
A la muerte de Torrijos y sus compañeros
(poema de José de Espronceda)
Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están, ¡ay!, los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.
Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.
Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,
Y los viles tiranos, con espanto,
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.
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