miércoles, 17 de junio de 2009

ESCALERAS

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Las escaleras conservan siempre una estructura inclinada. Aunque la pendiente varía según el espacio disponible, este elemento es fundamental para cumplir correctamente su función. Han de contar con una viga o zanca (inclinada, recta o curva) que soporte los peldaños para que la escalera se mantenga estable sin riesgo de rotura. Esta viga puede construirse en madera maciza, laminada y microlaminada, si bien suele ir forrada del mismo material que el resto de la estructura.

Respecto a los peldaños, formados en general por huella (horizontal) y contrahuella (vertical), su forma varía en función del tipo de escalera. Los más comunes son rectos o con forma curvada. Al igual que la viga, no han de ser necesariamente de madera maciza, sino que admiten madera laminada o contrachapada.

Otro elemento de las escaleras es el descansillo, rellano o meseta. Estas plataformas se construyen en medio de la rampa para evitar la fatiga. Su presencia está determinada por las dimensiones de la escalera, ya sea en medio de tramos rectos, en esquinas o transversales, coincidiendo con un cambio de sentido o giro.

Por último, las barandillas o quitamiedos sirven como elemento de apoyo para los usuarios, aunque en algunos casos su presencia es puramente decorativa. Están rematadas por un pasamanos deslizante, normalmente de madera, y un pilarete de arranque, de mayores dimensiones que el resto de la barandilla.

Los trazados más frecuentes son curvos o rectos. En el primer caso, se distingue entre escaleras circulares, helicoidades, en espiral o de caracol. A ellas se unen otros modelos, como las escaleras elípticas u ovaladas. Entre las de trazado recto, destacan las de un solo tramo, dos (de cuarto y de media vuelta), tres (de vuelta completa, en forma de T), cuatro (de vuelta entera y de vuelta incompleta) o mixtos, es decir, aquellas que alternan tramos rectos y curvos.

Los crujidos en las escaleras de madera aparecen cuando cede el apoyo entre huella y contrahuella (tabica). El modo de subsanarlo es atornillando ambos elementos desde arriba, colocando nuevas tabicas con un galce (una ranura para encajar una pieza) en la parte superior o encolando y atornillando un listón debajo del canto anterior de las huellas.
[Texto a partir de AITIM y extraído de Consumer]

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