Estos morriones fueron fabricados en Filipinas hacia 1600 siguiendo un molde a semejanza de los españoles. Era parte de la uniformidad de la Infantería de Marina y su interior estaba provisto de un forro de cuero o tela colchada que permitía ajustarse a la circunferencia interior por medio de remaches; además dos tiras de cuero o correas abrochadas bajo la barbilla permitían que estuviera sujeto.
Los que se conservan en el Museo Naval de Madrid están fabricados en cobre y tienen un peso de entre 2 y 3 kilogramos.
Se pueden ver en el Museo Naval de Madrid, en una sala que está dedicada a "La defensa de las rutas comerciales en los siglos XVI y XVII" y que contiene una amplia selección de piezas recuperadas del pecio de la nao San Diego.
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