Las materias primas y las fuentes de energía son imprescindibles. De las primeras obtenemos los innumerables bienes que consumimos; de las segundas conseguimos la fuerza necesaria para transformar las materias primas en bienes y también logramos muchos servicios (luz, calor, transporte...)
El consumo de ambas ha crecido a un ritmo vertiginoso desde la Revolución Industrial y sigue creciendo. Cada año que pasa aumenta su gasto. Pero este consumo no es equilibrado. El mundo más desarrollado, al que pertenecemos, utiliza el 70% de la energía, el 75% de los metales, el 85% de la madera... La industria, la agricultura, los transportes, etc., consumen enermes cantidades de materias primas y energía, pero también lo hacemos las familias en nuestra vida cotidiana.
Luz, calefacción, electrodomésticos, transporte, todo funciona con energía y materias primas y nuestra vida diaria sería muy diferente sin ese gasto.
Sin embargo no sucede lo mismo en todo el mundo, la mayor parte de la población mundial se mantiene con unos niveles de consumo mínimos, incluso se da la paradoja de que en algunos países donde se localizan en abundancia estos recursos, sus poblaciones no los consumen sino que se destinan casi por completo a la exportación hacia otros países que no los poseen pero sí los malgastan.
[texto tomado del libro de Geografía de 3º de ESO, ediciones Serbal]
Actividad: Extraer las ideas principales y secundarias de este texto.
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